El suflé (galicismo de soufflé) es un plato ligero elaborado al horno hecho con huevos (en concreto con las claras de los huevos) batidos y combinados con otros ingredientes y servido bien como un plato principal o bien como un postre. La palabra proviene del participio pasado del verbo francés souffler que significa ‘soplar’ o ‘inflar’.
Víspera de Navidad
El Ángel de la Navidad, El Pino de Navidad,
Canto de la Primera Navidad, Campanas de Navidad,
Madre, En La Puerta Hay Un Niño, Feliz Navidad,
Papa Noel, Postales Virtuales Para Navidad
Era la víspera de Navidad, y todo en la casa era paz. No se oía ni
un ruidito, ni siquiera chillar a un ratón. Junto al fuego pendían
los calcetines vacíos, seguros que pronto vendría Santa Claus.
Sobre la cama, acurrucaditos y bien abrigados, los niños dormían,
mientras dulces y bombones danzaban alegres entre.
Mamá con pañoleta, yo con gorro de dormir, iniciábamos
apenas, un largo sueño invernal. De pronto en el prado surgió un
alboroto, salté de la cama y fui a ver qué pasó. Volé como un rayo
hasta la ventana, jalé la cortina y tiré del postigo. Blanca y suave
era la nieve y dulce el brillo de la luna, parecía mediodía en
nuestra tranquila villa. Cuando para mi asombro vi pasar a lo lejos,
ocho pequeños renos y un diminuto trineo. Conducía un viejecito,
vivaracho y veloz, y supe en seguida que debía ser Santa Claus.
Más rápido que las águilas, sus corceles volaban, y él silbaba
y gritaba a sus renos llamándolos: ¡Vamos Destello y Relámpago!
¡Adelante Gambito, Danzarín y Cupido! ¡Jala duro Cometa!
¡Lleguen lejos Estrella y Lucero! ¡A la cima del techo!
¡A la cima del muro! ¡De prisa, de prisa, que los niños
me esperan!
Cual hojas secas de un árbol, remontaban al cielo al hallar a su
paso alguna barrera. Volaron así hasta posarse en la casa,
Santa Claus, los renos y el trineo con juguetes. En un parpadear,
sobre el techo escuché los pequeños cascos de los renos patear,
y al voltear la cabeza, entre cenizas y troncos, por la chimenea
cayó Santa Claus. Abrigado con pieles, de la cabeza los pies,
Santa Claus se encontraba todo sucio de hollín. Cual ropavejero,
con un saco a la espalda, descargó su equipaje y se puso a jugar.
¡Cómo brillaban sus ojos! ¡Cómo sus labios sonreían!
¡Se veía tan gracioso! ¡Su nariz parecía una cereza, sus mejillas
estaban rosadas, y su barba, tan blanca, recordaba la nieve!
Su cara era amplia, y cuando reía, temblaba su panza redonda, como
un gran tazón de jalea. Al verlo jugando, gordinflón y rollizo,
como un duende gracioso, me reí sin querer. Santa Claus guiñó un
ojo y sacudió la cabeza, de tal forma que supe que no había qué
temer. No habló ni una palabra y volvió a su trabajo, llenó bien
los calcetines, inclinó la cabeza, arrugó la nariz, y después,
de un brinco salió por la chimenea. Saltó a su trineo y silbó a
sus corceles, que arrancaron volando, cual hojas de un árbol que
el viendo arrastró. A lo lejos pude escuchar que exclamaba:
Orígenes de la tradición del
Víspera de Navidad
El Ángel de la Navidad, El Pino de Navidad,
Canto de la Primera Navidad, Campanas de Navidad,
Madre, En La Puerta Hay Un Niño, Feliz Navidad,
Papa Noel, Postales Virtuales Para Navidad
Era la víspera de Navidad, y todo en la casa era paz. No se oía ni
un ruidito, ni siquiera chillar a un ratón. Junto al fuego pendían
los calcetines vacíos, seguros que pronto vendría Santa Claus.
Sobre la cama, acurrucaditos y bien abrigados, los niños dormían,
mientras dulces y bombones danzaban alegres entre.
Mamá con pañoleta, yo con gorro de dormir, iniciábamos
apenas, un largo sueño invernal. De pronto en el prado surgió un
alboroto, salté de la cama y fui a ver qué pasó. Volé como un rayo
hasta la ventana, jalé la cortina y tiré del postigo. Blanca y suave
era la nieve y dulce el brillo de la luna, parecía mediodía en
nuestra tranquila villa. Cuando para mi asombro vi pasar a lo lejos,
ocho pequeños renos y un diminuto trineo. Conducía un viejecito,
vivaracho y veloz, y supe en seguida que debía ser Santa Claus.
Más rápido que las águilas, sus corceles volaban, y él silbaba
y gritaba a sus renos llamándolos: ¡Vamos Destello y Relámpago!
¡Adelante Gambito, Danzarín y Cupido! ¡Jala duro Cometa!
¡Lleguen lejos Estrella y Lucero! ¡A la cima del techo!
¡A la cima del muro! ¡De prisa, de prisa, que los niños
me esperan!
Cual hojas secas de un árbol, remontaban al cielo al hallar a su
paso alguna barrera. Volaron así hasta posarse en la casa,
Santa Claus, los renos y el trineo con juguetes. En un parpadear,
sobre el techo escuché los pequeños cascos de los renos patear,
y al voltear la cabeza, entre cenizas y troncos, por la chimenea
cayó Santa Claus. Abrigado con pieles, de la cabeza los pies,
Santa Claus se encontraba todo sucio de hollín. Cual ropavejero,
con un saco a la espalda, descargó su equipaje y se puso a jugar.
¡Cómo brillaban sus ojos! ¡Cómo sus labios sonreían!
¡Se veía tan gracioso! ¡Su nariz parecía una cereza, sus mejillas
estaban rosadas, y su barba, tan blanca, recordaba la nieve!
Su cara era amplia, y cuando reía, temblaba su panza redonda, como
un gran tazón de jalea. Al verlo jugando, gordinflón y rollizo,
como un duende gracioso, me reí sin querer. Santa Claus guiñó un
ojo y sacudió la cabeza, de tal forma que supe que no había qué
temer. No habló ni una palabra y volvió a su trabajo, llenó bien
los calcetines, inclinó la cabeza, arrugó la nariz, y después,
de un brinco salió por la chimenea. Saltó a su trineo y silbó a
sus corceles, que arrancaron volando, cual hojas de un árbol que
el viendo arrastró. A lo lejos pude escuchar que exclamaba:
¡Feliz Navidad a Todos!
Orígenes de la tradición del
Árbol de Navidad
La tradición del árbol de Navidad tiene unos origenes muy confusos. Desde la antigua creencia germana de que un árbol gigantesco sostenía el mundo y que en sus ramas estaban sostenidas las estrellas... Los primeros cristianos que llegaron a Europa, al descubrir que los bárbaros celebraban el cumpleaños de uno de sus dioses, adornando un árbol perenne, en la fecha próxima a la Navidad, tomaron progresivamente la idea del árbol cambiándole totalmente el significado.
San Bonifacio fue, también en Alemania, el primero en plantar un pino como símbolo del amor perenne de Dios. Según cuenta la tradición, lo adornó con manzanas para simbolizar el pecado original y con velas para representar luz del mundo.
Pero lo cierto que es que los orígenes e historia del arbol de navidad está llena de otras leyendas e historias muy diversas:
Una de estas historias habla de un generoso sacerdote que vivió hace 400 años en Alsalcia y cada noche de Navidad, repartía entre los habitantes menos favorecidos de su pueblo alimentos, ropa y dinero que recolectaba durante el año.
Un día, mientras preparaba los paquetes para sus fieles más pobres, el sacerdote admiró la hermosa noche y se le ocurrió colgar los regalos en las ramas de un abeto próximo a la iglesia. Los pobres podrían así disfrutar además del cielo estrellado de aquella noche clara mientras se cantaban bajo el árbol cánticos sagrados. Tan agradable resultó la reunión que desde entonces el árbol fue el centro de la fiesta navideña.
Otro leyenda lleva la tradición a Inglaterra y la sitúa en el siglo XVIII bajo el reinado de Jorge III. La esposa del rey, la reina Carlota, se caracterizaba por su bondad con los súbditos y en el año 1765 decidió instalar en uno de los salones más grandes de palacio, un árbol de Pascua adornado con guirnaldas, luces, juguetes y toda clase de regalos.
Hasta la leyenda del niño:
Cuenta esta leyenda que durante una muy fría noche de invierno, un niño buscó refugio en la casa de un leñador y su esposa. El matrimonio ya anciano, lo recibió y le dio de comer. Durante la noche el niño se convirtió en un ángel vestido de oro: era el niño Dios.Para recompensar la generosidad de los ancianos, el niño tomó una rama de un pino y les indicó que la plantaran, indicándoles que cada año daría frutos. Y así fue: el árbol dio cada año por navidad manzanas de oro y nueces de plata.